Los destornilladores se encuentran dentro de las herramientas más utilizadas a nivel general. No sólo los profesionales (por ejemplo, los electricistas) deben recurrir a ellos de forma constante, sino que los aficionados tampoco pueden prescindir de sus ventajas. Sin embargo, quienes trabajan mucho con los destornilladores, están expuestos a dolores en las muñecas, en los brazos o en la zona de los hombros. Estas molestias constituyen una causa frecuente de absentismo laboral. Los destornilladores ergonómicos pueden ayudar a prevenir dichas dolencias.
En la terminología médica, la epicondilitis es una inflamación de las inserciones tendinosas en la musculatura extensora de la muñeca. Se trata de una afección más conocida como codo de tenista. En la gran mayoría de los casos, la causa es una sobrecarga en la musculatura del antebrazo. Los tendones de los músculos extensores se insertan en una pequeña prominencia ósea situada en la parte exterior del codo. Durante el uso de un destornillador, toda la fuerza ejercida se traslada exclusivamente a esta pequeña prominencia ósea. Y la repetición constante del movimiento puede provocar una inflamación de los tendones.
A esto se suma otro problema: muchas veces los trabajadores se ven obligados a adoptar posturas desfavorables para poder acceder a los tornillos. Por lo tanto, suelen sufrir dolencias en la espalda: aproximadamente el 51% de los electricistas deben recibir —por lo menos una vez durante su vida laboral— algún tipo de tratamiento por dolores en esa zona.
El uso de un destornillador adecuado permite trabajar mucho menos tiempo en posiciones malas para la espalda. Además, facilita claramente las tareas que deben realizarse de manera repetitiva.
Un ejemplo: Algunos electricistas cambian hasta ocho medidores eléctricos por día. En el caso de los equipos modernos —los medidores inteligentes— el trabajo equivale a unos 28 tornillos por reemplazo (en los modelos más viejos, puede ser hasta el doble). En total, dada esa situación, durante cada jornada hay que cambiar unos 200 tornillos. Con un destornillador convencional, se sobrepasan fácilmente los 1000 movimientos de giro por día. Para los codos y la espalda, eso es una tortura. Pero ahora existe la posibilidad de evitarla.
No conviene recurrir aquí a un destornillador a batería normal: los últimos giros deben realizarse cuidadosamente a mano para evitar un ajuste excesivo. La solución son los destornilladores inteligentes, que permiten un buen uso manual y, además, ofrecen un mecanismo de asistencia eléctrica.
Desde el punto de vista externo, estas herramientas modernas se parecen a un destornillador totalmente normal: los mangos tienen una longitud adecuada y la superficie está realizada con un material de buen agarre, que impide en gran medida los deslizamientos. Sin embargo, en el interior del mango se oculta una tecnología muy inteligente, que facilita las tareas y reduce las cargas de manera significativa. Esto implica una mejora de la salud en el lugar de trabajo.
Al igual que las herramientas convencionales, estos destornilladores con asistencia eléctrica deben contar con una zona confortable de fuerza y de giro, cuyo uso también es necesario.
Según la necesidad, el mecanismo de asistencia del destornillador puede activarse mediante un interruptor de manejo intuitivo. En estos equipos, la marcha derecha-izquierda es tan natural como las varillas fácilmente intercambiables, que resultan aptas para diferentes tareas con la herramienta (y que no sólo forman parte del equipamiento estándar, sino que además se ajustan a las normas habituales).
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